Son muchas las ocasiones en las que los
pequeños acumulan estrés, ansiedad y frustración por diferentes situaciones del
día a día y calmarles puede ser una tarea muy complicada. Por eso hoy
hablaremos de la botella de la calma.
Este invento promete tranquilidad en cosa de minutos, la cual está inspirada en el método Montessori y que, a su vez, estimula
la creatividad y la autonomía de los niños. Como lo dice su nombre, la función
principal de esta botella es calmar a los niños después de una pelea, molestia o
rabieta y ataque de llanto, cuando ya nada parece funcionar, en definitiva, ayudar a los niños a manejar sus sentimientos.
Pero esta botella no debe limitarse a ponerse en sus manos en mitad de una rabieta, debemos acompañarla de enseñarles a tomar
unas respiraciones profundas mientras se concentran en lo que sucede en la
botella. Así, mientras que el niño observa la caída de brillo, puede organizar
y centralizar el sistema nervioso.
Hay que considerar que cada niño responde de una manera
diferente y que habrá que probar el interés que tenga frente a esta botella de
la calma.
¿Ponemos manos a la obra?
MATERIALES:
– 1 frasco de plástico transparente con
tapa que sea del tamaño adecuado a las manos de los niños/as
– 4-5 cucharadas de pegamento líquido transparente tipo glitter
– 3 o 4 cucharaditas de brillantina o purpurina del color que quieras (yo
mezcle azul morado y dorado)– 4-5 cucharadas de pegamento líquido transparente tipo glitter
– 1 gota de colorante (opcional)
– Agua caliente
-Purpurina con dibujos (opcional, yo usé estrellas)
Consejos: Puedes
utilizar en lugar de pegamento, aceite para bebé o glicerina.
PROCEDIMIENTO:
Mezcla en la botella el agua caliente con el pegamento y la
brillantina. Deja un espacio vacío en la parte superior de la botella para
que el niño pueda agitar su contenido. Cerrar bien el frasco y séllalo con
silicona caliente.
¡Listo para agitar!
Cuando el niño está estresado, su ritmo cardíaco se acelera junto a su respiración y al ver la lenta caída del brillo, genera un modelo visual para inconscientemente entregar una señal al cerebro que disminuya la agitación. Además, mientras sucede esto, el adulto puede proporcionar un espacio para que el menor trate de explicar las razones de la tristeza, la ira o la frustración.
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