Comparar, exigir demasiado, preocuparme en exceso…
Las comparaciones entre compañeros, hermanos, primos… no son
buenas, cada niño/a aprender a su ritmo. No debo exigirle demasiado, corregir
sus errores de forma excesiva. Demostrarle mi preocupación ante sus errores.
Tampoco debo acabar sus frases o hablar por él/ella cuando le pregunten, ni
exigirle rapidez para contestar y menos aún cuando duda. He de evitar las
preguntas de respuesta de sí o no, para dejar que el niño se exprese con
libertad. Es importante que no emplee un habla infantizada ni con patrones
erróneos.
¿Qué debo hacer?
Jugar con el lenguaje, dejar que hable, escuchar
atentamente, leer cuentos, preguntar, disfrutar hablando, gesticular…
Completar sus producciones con expansiones, extensiones y
reformulaciones. Preguntarle por cosas que ha hecho, aunque ya conozcamos la
respuesta.
Adecúa tus expresiones al nivel del niño, frases sencillas
pero correctas. Cuéntale cuentos, pregúntale que ha pasado. Enséñale
vocabulario cuando señale objetos. Jugad con adivinanzas y canciones.
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