El método KiVa es un programa
desarrollado por la Universidad
de Turku, en Finlandia, para prevenir el acoso
escolar y dotar a los colegios de las herramientas necesarias para afrontarlo.
Su nombre proviene del acrónimo de las palabras Kiusaamista
Vastaan (“contra el acoso escolar”).
En este caso, gran parte del éxito del
método se debe a la intervención del gobierno finlandés en la lucha contra
el bullying en su país quien, mediante su Ministerio
de Educación y Cultura, ha financiado el proyecto.
Es un programa integral de
convivencia en el aula mediante el que se pretende cambiar la
actitud de todos los alumnos frente al acoso, sobretodo la de los
“observadores”, cuya implicación en la lucha contra el acoso escolar es
imprescindible, condenando el acoso en lugar de fomentarlo. Esto es muy
importante ya que si no hay testigos del bullying, si no hay
público, no hay acoso.
El método KiVa se lleva a cabo
del siguiente modo: los alumnos de 7, 10 y 13 años
reciben, a lo largo del curso, unas 20 sesiones en las que se les explica, de
forma clara y sin tapujos, en qué consiste el acoso escolar, las distintas
formas que admite, y se les enseña a identificarlo. Además, durante el curso,
se trabajan mediante lecciones y trabajos conceptos como: el respeto a los
demás, la empatía o la asertividad, y se definen normas constructivas de
convivencia. Serán normas conocidas y aprobadas por todo el grupo, buscando de
este modo el compromiso de los alumnos para cumplirlas.
De forma paralela se realizan
periódicamente coloquios y charlas para padres y profesores, de modo que todos, tanto adultos como
menores, vayan en sincronía en la lucha contra el acoso escolar.
Este programa cuenta con gran variedad
de recursos tanto para alumnos, como para profesores y padres, como recursos multimedia como serían vídeos,
presentaciones, videojuegos y páginas web, y multitud de material gráfico.
El programa crea en cada escuela un “buzón virtual” en el que tanto la víctima como los
espectadores pueden explicar de forma anónima si han sufrido, o han sido
testigos, de algún caso de acoso en el colegio.
Los recreos cuentan con la figura del “vigilante del recreo“. Los vigilantes de recreo serán
los responsables de velar por la seguridad durante el tiempo libre de los
alumnos. Estos vigilantes llevarán puesto un chaleco reflectante, de modo que,
con su visibilidad, recuerdan a todos los alumnos la necesidad de convivir de
forma pacífica.
El método exige designar un comité de tres o cuatro personas adultas, que serán
quienes actuarán ante la detección de cualquier caso de bullying. Generalmente serán maestros con algún tipo de
formación específica propuestos por la dirección de la escuela. Una vez
alertados por el buzón, o por los vigilantes del recreo, serán los responsables
de ponerse manos a la obra: detectar el grado de afectación de la víctima y
darle herramientas para salir de su situación, y trabajar con el agresor para conseguir
hacer cambiar su actitud.
El método KiVa fue implantado por primera vez en el año 2007 y desde
entonces, prácticamente la totalidad de las escuelas del país nórdico se han
acogido a él (más del 90%).
Poco a poco, se ha ido exportando el método, sobretodo a colegios del resto
de países europeos, como España, Francia, Bélgica, Reino Unido o Suecia entre
ellos. Se está tratando de implantar KiVa en centros educativos de países de
Latino-América, en Estados Unidos y Nueva Zelanda.
El proceso de implantación de KiVa en los centros educativos no es
sencillo, requiere grandes dosis de implicación y compromiso por parte del
colegio, para poder seguir garantizando los excelentes resultados del método.
De forma anual los resultados del programa son evaluados y supervisados para
conseguir que no se trate de un método cerrado, sino que evolucione
continuamente adaptándose a las cambiantes necesidades de los menores.
Los colegios que desean implantar el método en sus centros deben solicitar
una licencia del mismo a la Universidad de Turku, los profesores encargados del
proyecto deberán someterse a una formación de entrenador de KiVa de entre uno y
dos años de duración, con una parte del curso presencial en Turku (Finlandia),
antes de empezar a implantar KiVa.
Es imposible que desde la propia Universidad de Turku se puedan atender
todas las solicitudes particulares de colegios, por eso, para extender el
método de forma controlada, cada país debe contar con una organización con
socios locales que asumen la traducción de la documentación del curso, el coste
de la persona coordinadora y formadora, y la licencia de desarrollo de KiVa.
Respecto a a la licencia, el Insituto
Escalae , en Barcelona, es “Partner oficial” para la
implementación del método KiVa en los países de habla hispana y estará encantado
de informaros.
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