Se acercan el nuevo curso y hay que
comenzar a planificar e ‘hincar los codos’. Ahora bien ¿por dónde empezar?
Arrancar a estudiar no siempre resulta
tan fácil como abrir el temario y aprender el contenido de memoria; el cerebro humano retiene con gran facilidad
lo que comprende, y por este motivo, antes de ponerse a memorizar
como un autómata un texto, puede resultar más conveniente comprenderlo. Y es
aquí donde los estudiantes encontrarán una poderosa arma en los mapas mentales.
¿Qué
son exactamente los mapas mentales?
Se trata de una representación
gráfica de una idea que tenemos en el cerebro. Garabatear algún
proyecto en una servilleta de papel en un bar, y aunque este hecho pueda
parecernos inocente, alberga un gran potencial, o como Tony Buzan explicó, un
mapa mental es “una llave universal que nos permite desplegar todo el
potencial del cerebro”.
EL mapa mental cumple una triple función: dispara la creatividad,
desbloquea el arranque a la hora de estudiar y aumenta la retención de lo
representado. ¿Cómo tiene lugar este triplete de virtudes para un estudiante?
Dispara
la creatividad
Si el alumno se enfrenta a un trabajo o
proyecto, deberá documentarse bien, pero sobre todo deberá dar una orientación
al mismo. Un mapa mental no es sino una sucesión de ideas sueltas a las que
posteriormente les damos un significado y como en la fase creativa estas ideas
nacen ‘sueltas’, es más probable que no descartemos ninguna. Aquí, las
probabilidades de ser creativo se disparan.
Desbloquea
el arranque a la hora de estudiar
Imaginemos que el alumno se prepara de
cara a un examen en concreto. ¿Por dónde empezar? La opción más sencilla puede
resultar la temporal: comenzar el temario de inicio a fin; sin embargo, este
orden nos obliga a aprender también la jerarquía (contenido del capítulo 1, 2…
etc.). El mapa mental nos permite partir de una idea base, por ejemplo, la
Reconquista (si es lo que estamos estudiando), y en torno a ella ir anotando
toda una serie de hechos que consideremos importantes. Sin darnos cuenta, hemos
desbloqueado el inicio y estamos ya estudiando.
Aumenta
la retención de lo representado
Tal vez esta sea la faceta más
interesante para el alumno de los mapas mentales. La representación gráfica de
una idea hace que sea más fácil memorizarla, y es que el dicho “una imagen vale
más que mil palabras” alcanza su máxima expresión en los mapas mentales.
Cómo
crear un mapa mental
Sorprendentemente, confeccionar un mapa
mental resulta mucho más fácil de lo que pensamos, y en pocos segundos podemos
crear el nuestro siguiendo estos sencillos pasos:
Redactar
una idea central en un papel en blanco (mejor si lo colocamos en apaisado)
La idea puede consistir desde un tema
que tengamos que estudiar, hasta las próximas vacaciones. Colocar esta idea en
el centro tiene una justificación: permite que nuestro cerebro añada conceptos
a los lados. Resulta mucho más efectivo si la idea la acompañamos de un dibujo
(una sombrilla, por ejemplo, si el proyecto son las vacaciones), mucho más
fácil de recordar que un texto.
Comenzar
a anotar ideas sueltas alrededor de esta idea central
Esta es la fase crítica de los mapas
mentales, ya que con este brainstorming damos rienda suelta a nuestra
creatividad. Si se trata de estudiar, anotaremos los hechos relevantes de la
materia de forma desordenada y en el orden que consideremos.
Unir
todos los elementos con flechas
Una fase en la que ya por fin, pondremos
un poco de orden a todo lo representado. Aquí ya estableceremos una jerarquía
final que nos permitirá memorizar todo de una forma más sencilla; el uso del
papel aquí resulta ya un poco engorroso, pero por fortuna, existen multitud de
apps y plataformas que permiten hacer, deshacer, crear y borrar conceptos hasta
dar con un mapa definitivo.
Además, aquí podéis encontrar varias
apps para crear mapas mentales en el aula.
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